Con miras a elucidar esta formación de síntoma, extravagante en mayor grado que lo común, cumple hacer notar que ese enfermo, de un desarrollo intelectual pleno y de elevadas aspiraciones éticas, hasta bien pasados sus diez años había practicado en las más variadas formas un erotismo anal muy vivo. Superado este, su vida sexual fue empujada hacia atrás, hacia el estadio anal previo, por la lucha ulterior con el erotismo genital. Amaba y respetaba mucho a su padre, y le temía no poco; pero desde el punto de vista de sus elevadas pretensiones a la sofocación pulsional y al ascetismo, el padre le aparecía como el subrogado de Ir, «lujuria», del afán de goce dirigido a lo material.
«Vaterarsch» se explicó enseguida como germanización traviesa del título honorífico«Patriarch» {patriarca}. La imagen obsesiva es una evidente caricatura. Trae a la memoria otras figuraciones que, con propósito denigratorio, sustituyen a la persona total por un solo órgano, por ejemplo, sus genitales; trae a la memoria también fantasías inconcientes que llevan a identificar los genitales con el hombre total, y giros idiomáticos en broma como «Soy todo oídos».
La fijación de los rasgos del rostro sobre el abdomen de la caricatura me pareció al comienzo muy extraña. Pero pronto recordé haber visto algo parecido en caricaturas francesas. El azar hizo que tomara después conocimiento de una figuración antigua, que muestra una total concordancia con la imagen obsesiva de mi paciente.
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«Das unanstándige Albion» [«L'impudique Albion»], caricatura de Inglaterra, dibujada en 1901 por Jean Véber y reproducida en Eduard Fuchs, Das erotische Element in der Karikatur, 1904. |
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