martes, 27 de septiembre de 2011

1923 - El yo y el ello


La historia genética del superyó permite comprender que conflictos anteriores del yo con las investiduras de objeto del ello puedan continuarse en conflictos con su heredero, el superyó. Si el yo no logró dominar bien el complejo de Edipo, la investidura energética de este, proveniente del ello, retomará su acción eficaz en la formación reactiva del ideal del yo. La amplia comunicación de este ideal con esas mociones pulsionales icc resolverá el enigma de que el ideal mismo pueda permanecer en gran parte inconciente, inaccesible al yo. La lucha que se había librado con furia en estratos más profundos, y que no se había decidido mediante una sublimación y una identificación súbitas, se prosigue ahora en una región más alta, como la batalla contra los hunos en el cuadro de Kaulbach.

La batalla contra los hunos, Kaulbach 1850

1916. Paralelo mitológico de una representación obsesiva plástica

A cierto enfermo, de unos 21 años, los productos del trabajo mental inconciente no le devienen concientes sólo como pensamientos obsesivos, sino también como imágenes obsesivas. Unos y otras pueden ir juntos o presentarse de manera independiente. En cierta época, cada vez que veía a su padre entrar en la habitación, le emergían, íntimamente enlazadas, una palabra y una imagen obsesivas. La palabra decía: «Vaterarsch» {culo de padre}, y la imagen concomitante figuraba al padre como la parte inferior de un cuerpo desnudo, provisto de brazos y piernas, al que le faltaban la parte superior del cuerpo y la cabeza. Los genitales no se mostraban, y los rasgos del rostro estaban pintados sobre el abdomen.
Con miras a elucidar esta formación de síntoma, extravagante en mayor grado que lo común, cumple hacer notar que ese enfermo, de un desarrollo intelectual pleno y de elevadas aspiraciones éticas, hasta bien pasados sus diez años había practicado en las más variadas formas un erotismo anal muy vivo. Superado este, su vida sexual fue empujada hacia atrás, hacia el estadio anal previo, por la lucha ulterior con el erotismo genital. Amaba y respetaba mucho a su padre, y le temía no poco; pero desde el punto de vista de sus elevadas pretensiones a la sofocación pulsional y al ascetismo, el padre le aparecía como el subrogado de Ir, «lujuria», del afán de goce dirigido a lo material.
«Vaterarsch» se explicó enseguida como germanización traviesa del título honorífico
«Patriarch» {patriarca}. La imagen obsesiva es una evidente caricatura. Trae a la memoria otras figuraciones que, con propósito denigratorio, sustituyen a la persona total por un solo órgano, por ejemplo, sus genitales; trae a la memoria también fantasías inconcientes que llevan a identificar los genitales con el hombre total, y giros idiomáticos en broma como «Soy todo oídos».
La fijación de los rasgos del rostro sobre el abdomen de la caricatura me pareció al comienzo muy extraña. Pero pronto recordé haber visto algo parecido en caricaturas francesas. El azar hizo que tomara después conocimiento de una figuración antigua, que muestra una total concordancia con la imagen obsesiva de mi paciente.



«Das unanstándige Albion» [«L'impudique Albion»], caricatura de Inglaterra, dibujada en 1901 por Jean Véber y reproducida en Eduard Fuchs, Das erotische Element in der Karikatur, 1904