La batalla contra los hunos, Kaulbach 1850 |
martes, 27 de septiembre de 2011
1923 - El yo y el ello
1916. Paralelo mitológico de una representación obsesiva plástica
«Patriarch» {patriarca}. La imagen obsesiva es una evidente caricatura. Trae a la memoria otras figuraciones que, con propósito denigratorio, sustituyen a la persona total por un solo órgano, por ejemplo, sus genitales; trae a la memoria también fantasías inconcientes que llevan a identificar los genitales con el hombre total, y giros idiomáticos en broma como «Soy todo oídos».
La fijación de los rasgos del rostro sobre el abdomen de la caricatura me pareció al comienzo muy extraña. Pero pronto recordé haber visto algo parecido en caricaturas francesas. El azar hizo que tomara después conocimiento de una figuración antigua, que muestra una total concordancia con la imagen obsesiva de mi paciente.
«Das unanstándige Albion» [«L'impudique Albion»], caricatura de Inglaterra, dibujada en 1901 por Jean Véber y reproducida en Eduard Fuchs, Das erotische Element in der Karikatur, 1904. |
miércoles, 24 de agosto de 2011
1910 - Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci
N. del editor de Standard Edition: El bosquejo anatómico que aquí se reproduce, y que Reitler (y consecuentemente Freud) consideró original de Leonardo, es en verdad, según se ha demostrado luego, reproducción de una litografía de Wehrt publicada en 1830 y que a su vez era copia de un grabado de Bartolozzi publicado en 1812. Este último agregó al bosquejo los pies, que Leonardo no había dibujado, y por su parte Wehrt trasformó la expresión calma y neutral del semblante, tal como aparece en el original, en un rostro ceñudo. El boceto original se encuentra en Quaderni d'Anatomia, Royal Library, Windsor Castle.
1909 El Hombre de las Ratas
Diableries Érotiques de Le Poitevin |
1909 - Cinco conferencias sobre el Psicoanálisis. A.E. TOMO XI, pág. 13/14.
Estación y Monumento Charing Cross, en Londres |
Charing Cross, detalle |
Tumba de Eleanor, en Westminster |
The Monument |
martes, 23 de agosto de 2011
1907 - 21 de septiembre, Roma
E quindi uscimo a riveder le stelle (1). ¿Quién sabe? Estuve hasta que anocheció con los muertos en un columbario y en las catacumbas cristianas y judías. Allá a
Papá
(1) Última linea del Infierno, de Dante: "Entonces avanzamos para contemplar de nuevo las estrellas"
Catacumbas judías en Roma |
1907 - 21 de septiembre, Roma
No os extrañe que escriba tan poco. Ya os he dicho que en Roma se siente uno constantemente arrastrado por las pequeñas tareas que se ha autoimpuesto, y que no se logra hacer nada en serio. He pasado otro día maravilloso. La villa Borghese es un gran parque,dentro del cual hay un castillo y un museo, que hasta hace poco perteneció a un príncipe romano, pero que ahora es propiedad del Ayuntamiento y está abierto al público, pues el buen príncipe se metió en algunas especulaciones desafortunadas, viéndose obligado a venderlo todo por tres millones de liras, que es una ganga.
Imágenes de la Villa del 1900 |
Tiziano. Amor Sagrado y profano |
Parque Villa Borghese |
Templo a Esculapio |
Estatua de Victor Hugo |
Goethe |
Venus - Paulina Borghese, Canovas |
Vuestro, Papá.
Hace un tiempo divino, con una máxima de 26,5 grados a la hora de la siesta. Luna llena, cielo despejado.
1906 El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen. A.E. Tomo IX, pág. 30
La tentación de San Antonio, Felicien Rops |
1901 - Psicopatología de la Vida Cotidiana
Cuadro de la historieta satírica, escrita en verso, Die Fromme Helene, por el caricaturista, pintor y poeta alemán, Wilhelm Busch
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1900 Interpretación de los sueños, El trabajo de condensación. A.E. Tomo IV, Cap. VI,
Pájaro. Porcelana de Meissen |
1900, 20 de Mayo, Viena
La isla de los muertos, A. Böcklin |
1898, 14 de abril, Viena
(………)
El domingo tuvimos que madrugar, para llegar con el tren local de Friaul hasta cerca de Aquileia. La otrora gran ciudad es ahora un pequeño estercolero, aunque el museo, desde luego, exhibe una inagotable riqueza de hallazgos romanos: lápidas funerarias, ánforas, medallones con divinidades del anfiteatro, estatuas, bronces. y ornamentos.
Jardín del museo - LapidariumPirámide Funeraria
Interior del Museo -Urna Romana
Aquileia. Ruinas Foro Romano
Varias representaciones priápicas: Una Venus, que se aparta indignada del niño recién nacido, después de haberle sido enseñado el miembro: Príapo como anciano, a quien un sileno cubre las partes pudendas y quien, por lo tanto, se entregará desde ese momento a la bebida. Un ornamento priápico en piedra, el pene como animal alado, del que surge uno menos en el lugar natural, mientras que las propias alas terminan como penes. Príapo representaba la erección mantenida, el cumplimiento de deseos como antítesis a la impotencia psíquica.
A las 10 h., un vaporcito fue remolcado por un singular motor (*) al canal de Aquileia, que justamente tenía marea baja. El motor tenía un cabo en torno al vientre y fumaba en pipa durante su faena. Me hubiera gustado llevarles el vapor a los niños, pero era imprescindible, como único enlace del mundo con el balneario de Grado. Un viaje de 2, 30 horas por las lagunas más desoladas nos llevó hasta Grado, donde, por fin de nuevo en las playas del Adriático, pudimos recoger conchas y erizos de mar.
Aún al mediodía regresamos a Aquileia, después de haber comido en el barco de nuestras provisiones y con un delicioso vino de Istria. En la catedral de Aquileia se habían reunido precisamente varios cientos de las más bellas muchachas de Friaul para la misa festiva. El esplendor de la vieja basílica románica reconfortaba en medio de la pobreza de la época moderna. En el camino de vuelta vimos, descubierto en medio de un campo, un trozo de una antigua calzada romana. Un beodo reciente yacía sobre las antiguas losas del pavimento.
Abside
1898, 22 de septiembre, Viena
Ya era tiempo de que volviera a casa, pero apenas llevo aquí tres días y ya se ha apoderado de mí todo el tedio de lo vienés. Vivir aquí es una miseria y no hay ninguna atmósfera en la que pueda pervivir la esperanza de llevar a cabo algo difícil. Quisiera que tú esperaras menos de mi maestría y tenerte cerca para oír tu crítica más a menudo. Pero no soy, en absoluto de opinión diferente a la tuya y no me inclino a mantener flotante lo psicológico, sin un fundamento orgánico. Pero a partir de esta convicción no sé nada más, ni teórico ni terapéutico, y por lo tanto me he de comportar como si sólo tuviera ante mí lo psicológico. Todavía no tengo la menor sospecha de por qué no me encaja esto [lo orgánico y lo psicológico].
Detalle de Los Condenados
Está claro por qué se había antepuesto Boticelli; lo reprimido sólo era Signor, la Bo en los dos nombres sustitutorios encuentran su explicación en el recuerdo actuante en la represión, cuyo contenido se desarrolla en Bosnia y comienza con una frase hablada, ¿Herr [signor, Sir], ¿qué se puede hacer ahí? Perdí el nombre de Signorelli en una pequeña excursión por la Herzegowina, que hice, partiendo de Ragusa, con un asesor berlinés (Freyhau), con quien, en el camino, di en hablar sobre cuadros. En la conversación recordada tras ello, como represora, se trataba de la muerte y de la sexualidad. La sílaba Trafio es sin duda una resonancia de Trafoí vista en el primer viaje. ¿A quién podría hacerle creer ésto?En ‘Sobre el mecanismo psíquico de la desmemoria.’(1898) A.E. III, 282-6
“En algunos casos de olvido de nombres que yo mismo he vivenciado, pude explicarme por medio de análisis psíquico el proceso
en ellos sobrevenido. Quiero informar en detalle sobre el más simple y trasparente de esos casos.
Cierta vez, durante las vacaciones de verano, emprendí un viaje en coche desde la bella Ragusa hacia una ciudad cercana, de Herzegovina; la plática con mi compañero tocó, como es fácil de comprender, el estado de ambos países (Bosnia y Herzegovina) y el carácter de sus habitantes.
Postales de Ragusa. 1900
Vista de Raguza
Le conté acerca de diversas peculiaridades de los turcos que allí viven, tal como se las había oído describir años antes a un colega que residió largo tiempo entre ellos como médico. Al rato nuestra conversación recayó sobre Italia y sobre cuadros, y tuve ocasión de recomendar vivamente a mi compañero ir alguna vez a Orvieto para contemplar allí los frescos del fin del mundo y del Juicio Final, con los que un gran pintor adornó una de las capillas de la Catedral. Pero el nombre del pintor se me pasó de la memoria, y no podía recuperarlo. Esforcé mi memoria; hice desfilar ante mi recuerdo todos los detalles del día, pasado en Orvieto, convenciéndome así de que ni el menor de ellos se había borrado u oscurecido. Al contrario, pude representarme los cuadros con mayor vividez sensorial de la que soy capaz comúnmente; y con particular nitidez tenía ante mis ojos el autorretrato de pintor -el rostro severo, las manos entrelazadas-, que él había realizado en un ángulo de uno de los cuadros junto al retrato de su predecesor en el trabajo, Fra Angélico da Fiesole; pero el nombre del artista, tan usual para mí, se me escondía con obstinación. Mi compañero de viaje no pudo ayudarme; mis continuados empeños no tuvieron más resultado que hacer aflorar otros dos nombres de artistas, que yo empero sabía que no podían ser los correctos: Botticelli y, en segunda línea, Boltraffio. El retorno del grupo fónico «Bo» en ambos nombres sustitutivos acaso indujera a un inexperto a conjeturar que pertenecería también al nombre buscado; pero yo me guardé bien de admitir esa expectativa.
Como durante el viaje no tuve acceso a libros de consulta, debí sobrellevar esta ausencia de recuerdo y el martirio interior a ella conectado, que retornaba varias veces cada día; hasta que topé con un italiano culto que me liberó comunicándome el nombre: Signorelli. Pude entonces agregar por mí mismo el nombre de pila, Luca. El recuerdo hipernítido de los rasgos faciales del maestro, pintados por él sobre su cuadro, empalideció pronto. Ahora bien, ¿qué influjos me habían hecho olvidar el nombre de Signorelli, que me era tan familiar y que tan fácilmente se imprime en la memoria? ¿Y qué caminos habían llevado a su sustitución por los nombres de Botticelli y Boltraffio? Para esclarecer ambas cosas me bastó remontarme un poco a las circunstancias en que se produjo el olvido.
Poco antes de pasar al tema de los frescos de
Y en aquel momento nos pareció que cabía suponer un nexo íntimo entre los dos rasgos de carácter, aquí elucidados, del pueblo bosnio. Pero cuando durante el viaje a Herzegovina recordé este relato, sofoqué lo segundo, donde se tocaba el tema de la sexualidad. Poco después se me pasó de la memoria el nombre de Signorelli y acudieron en sustitución los nombres de Botticelli y Boltraffio.
El influjo que había vuelto inasequible para el recuerdo el nombre de Signorelli, o que lo había «reprimido» (esforzado al desalojo}, como yo tengo el hábito de decir, sólo podía partir de aquella historia sofocada sobre la valoración de muerte y goce sexual. Y si así era, se debían comprobar las representaciones intermedias que habían servido para el enlace entre ambos temas. El parentesco de contenido -el «Juicio Final» aquí, muerte y sexualidad allí- parece desdeñable; como se trataba del esfuerzo de desalojo de un nombre de la memoria, en principio era probable que el enlace se hubiera producido entre nombre y nombre. Ahora bien, «Signor»significa «Herr» {señor}; y «Herr» se reencuentra también en el nombre de «Herzegovina».
Además, no carecía de gravitación que ambos dichos de los pacientes, que yo hube de recordar, contuvieran «Herr» como forma de dirigirse al médico. La traducción «Signor», para«Herr», fue entonces el camino siguiendo el cual la historia por mí sofocada había atraído en pos de ella, a la represión, el nombre que yo buscaba. El proceso entero fue facilitado, evidentemente, por el hecho de que en Ragusa yo hablé todo el tiempo en italiano, es decir, me había habituado a traducir en mi mente del alemán al italiano.
Y entonces, cuando me empeñaba en recuperar el nombre del pintor, en llamarlo para que volviera de la represión, no pudo menos que cobrar vigencia la ligazón en que aquel había entrado mientras tanto. Hallé, sí, unos nombres de artistas, mas no los correctos, sino unos desplazados descentrados}; y la línea de plomada del desplazamiento estaba dada por los nombres contenidos en el tema reprimido. «Botticelli» contiene las mismas sílabas finales que «Signorelli»; vale decir, habían sido recuperadas las sílabas finales, que no podían anudar, como el fragmento inicial «Signor», una referencia directa al nombre de Herzegovina; y también el nombre de «Bosnia», que de manera regular se enlaza con el de Herzegovina, había mostrado su influjo guiando la sustitución hacia dos nombres de artistas que empiezan con la misma «Bo»: Botticelli, y luego Boltraffio. De esta suerte, el hallazgo del nombre de Signorelli resultaba perturbado por el tema que tras él yacía, dentro del cual entraban en escena los nombres de Bosnia y Herzegovina.