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El domingo tuvimos que madrugar, para llegar con el tren local de Friaul hasta cerca de Aquileia. La otrora gran ciudad es ahora un pequeño estercolero, aunque el museo, desde luego, exhibe una inagotable riqueza de hallazgos romanos: lápidas funerarias, ánforas, medallones con divinidades del anfiteatro, estatuas, bronces. y ornamentos.

Jardín del museo - LapidariumPirámide Funeraria
Interior del Museo -Urna Romana
Aquileia. Ruinas Foro Romano

Varias representaciones priápicas: Una Venus, que se aparta indignada del niño recién nacido, después de haberle sido enseñado el miembro: Príapo como anciano, a quien un sileno cubre las partes pudendas y quien, por lo tanto, se entregará desde ese momento a la bebida. Un ornamento priápico en piedra, el pene como animal alado, del que surge uno menos en el lugar natural, mientras que las propias alas terminan como penes. Príapo representaba la erección mantenida, el cumplimiento de deseos como antítesis a la impotencia psíquica.
A las 10 h., un vaporcito fue remolcado por un singular motor (*) al canal de Aquileia, que justamente tenía marea baja. El motor tenía un cabo en torno al vientre y fumaba en pipa durante su faena. Me hubiera gustado llevarles el vapor a los niños, pero era imprescindible, como único enlace del mundo con el balneario de Grado. Un viaje de 2, 30 horas por las lagunas más desoladas nos llevó hasta Grado, donde, por fin de nuevo en las playas del Adriático, pudimos recoger conchas y erizos de mar.
Aún al mediodía regresamos a Aquileia, después de haber comido en el barco de nuestras provisiones y con un delicioso vino de Istria. En la catedral de Aquileia se habían reunido precisamente varios cientos de las más bellas muchachas de Friaul para la misa festiva. El esplendor de la vieja basílica románica reconfortaba en medio de la pobreza de la época moderna. En el camino de vuelta vimos, descubierto en medio de un campo, un trozo de una antigua calzada romana. Un beodo reciente yacía sobre las antiguas losas del pavimento.




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